Menú para un Bebé de dos Años
Menú para un Bebé de dos Años - A esta edad, el niño necesita unas 1.000 calorías diarias para abastecerse en energía y nutrientes para crecer. A los dos años, el niño puede compartir la comida familiar siempre que tenga poca grasa ni mucha sal o especies y sin picante. Eso sí, comprueba la temperatura porque él no lo hará y se puede quemar.
Menú para un Bebé de dos Años - A esta edad, la boca de tu pequeño tiene la mayoría de dientes y muelas. Ya puede masticar trocitos y conviene que lo haga. Deja la trituradora para ciertos platos o cuando esté cansado. Dale la comida con un tenedor y la carne bien partida para que se vaya acostumbrando a moverla en la boca.
Algunos alimentos siguen siendo poco recomendados para él. Son los embutidos, los quesos grasos, los mariscos y los calamares. Los alimentos muy salados y bastante grasientos no le convienen. Tampoco se permiten los frutos secos y los caramelos duros por los graves riesgos de atragantamientos.
En cambio, ya no hace falta triturar los alimentos con mucha fibra como las legumbres y puede tomar alimentos con alto contenido en nitratos como las espinacas, los nabos o la remolacha. También puede comer la fruta muy alergénica como la fruta roja, los melocotones y el melón.
No te sorprendas si observas en tu bebé un apetito más moderado ahora que está en su segundo año de vida. Come menos cantidad porque su ritmo de crecimiento es menor. Además, está camino de la edad del no y le empieza a gustar retarte.
A ello se suma un apetito variable: puede terminar su plato muy rapido a la hora del desayuno y volverse inapetente para las demás comidas. O puede mostrar atracción por un tipo de comida durante unos días y de repente rechazarlo.
No te lo tomes como algo personal. Además, cuanto más le fuerces, menos querrá comer. Si tu hijo se niega a seguir comiendo o rechaza un alimento, retira el plato sin insistir. Ofrécele la comida más adelante, cuando tenga hambre.
Menú para un Bebé de dos Años - No dejes que se llene con galletas y caramelos después de haberse negado a comer. Por una parte, no conviene que se aficione a los sabores dulces. Y por otra, estos alimentos le aportan calorías pero pocos nutrientes como vitaminas y minerales.
Convéncete que si le ofreces regularmente alimentos nutritivos y sanos, su dieta se irá equilibrando de forma natural al cabo de varios días, independientemente de la cantidad que tome en cada comida.
Desayuno: 120 g de cereales enriquecidos con hierro y tomados con leche y trocitos de fruta fresca (medio plátano o algunas fresas, trocitos de melocotones, etc) Otra alternativa es ofrecerle una tostada con quesito o mermelada y un vaso de leche.
A media mañana: Un vaso de leche entera o una pieza de fruta.
Almuerzo: 60 a 90 g de carne cortada en trocitos o la misma cantidad de pescado. 120 g de hortalizas hervidas con un poco de patata o algo de pasta o arroz. De postre, un yogur o un vaso de leche.
A media tarde: Media tostada con quesito o dos galletas integrales y una pieza de fruta.
Comida: Una loncha de jamón York, una tostada y ensalada o un puré de verduras. El jamón de York se puede sustituir por unos dados de pescado, unas croquetas, un huevo, una salchicha de buena calidad, etc. Para terminar, un vaso de leche o algún postre lácteo o compota de fruta.
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